Los nombres de los lugares que nos rodean, los topónimos, cuentan la historia de un pasado que nos pertenece. Esos nombres reflejan el deseo de encontrar un lugar entre otros muchos, de diferenciarlo de sus próximos, de ubicarlo para habitarlo y administrar los frutos de su tierra. Los habitantes del Valle de San Millán, desde que tenemos noticia de su presencia, dieron nombre a los lugares o espacios para reconocerlos. Así lo hicieron los hombres del siglo V antes de Cristo que habitaron en las zonas de Peña Cía y el Patín, y las gentes romanizadas que trabajaron las tierras de las villas de Campo y Llanoimedio, o las de la población de Berceoen los primeros siglos de nuestra era. Todos tuvieron que adaptarse al medio físico que les rodeaba y a las condiciones del terreno que habitaban: valles, llanuras, montes...Son nombres que nos hablan de la geografía del lugar, de las fuentes, de las ermitas desaparecidas, delos trabajos, de los antiguos dueños del terreno... Rastrearlos a través del tiempo, de la documentación y la tradición oral es el objetivo que se ha propuesto y ha conseguido Ismael Maestro en esta obra con el rigor histórico necesario. Años de trabajo documental, bibliográfico y de campo lo avalan. La toponimia de un territorio responde así a las condiciones físicas y humanas en las que conviven las gentes de un lugar. Un trabajo necesario para todos los que quieran conocer la historia y el significado de los nombres que perviven en el Valle de San Millán y pieza clave del estudio de la toponimia en La Rioja, a la vez que un intenso viaje al pasado que continúa vivo en nuestro presente.