Reúne todos los elementos que han ido fijándose en mi memoria. Las grandes montañas de los Andes, con las que siempre soñaba de joven siguiendo los pasos de Lionel Terray, mi héroe, el primero en subir al Fitz Roy; la navegación por el mítico canal de Beagle y los canales patagónicos de los primeros exploradores...
Finalmente, la visita a Chiloé, una isla con mucha personalidad que fusionó muy sabiamente, en una especie de "mar y montaña", su cultura marinera de construcción de barcos y la arquitectura de las iglesias centroeuropeas en unos templos totalmente de madera, hoy designados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.