Al oeste de la provincia de Zaragoza, en un día despejado de enero, encontramos en el horizonte una silueta blanqueada por la nieve, desde la que parece soplar el cierzo, su inclemente compañero invernal. Allí está el Moncayo. Su aislamiento le convierte en un hito inconfundible para aragoneses, sorianos, navarros y riojanos que lo reconocen desde los cuatro puntos cardinales.
La abundancia en recursos naturales y la variedad de ecosistemas que ofrecen las laderas de esta montaña ya fueron reconocidas en 1927, cuando el Estado declaró el Moncayo Sitio Natural de Interés Nacional. Tras su reclasificación como parque natural, primero " de la Dehesa del Moncayo" y luego "del Moncayo" (1978-1998), y fruto de sucesivas ampliaciones, el Parque Natural del Moncayo tiene una extensión de 11.114 hectáreas que abarcan terrenos de 9 términos municipales: Añón, Calcena, Litago, Lituénigo, Purujosa, Tarazona, Trasmoz, Talamantes y San Martín de la Virgen de Moncayo.