Las selvas del Amazonas siguen siendo terreno fértil para la imaginación. A comienzos del siglo XXI parece que todo se ha contado, pero en muchos rincones del trópico la sorpresa aún nos aguarda.
La receta para una salsa como la de este libro nos la proporciona el propio autor:
«Tome un biólogo sin desalar y déjelo macerar entre guías de naturaleza y libros de viajes. A continuación retire sus obligaciones laborales con cuidado, rebócelo de loción antimosquitos y viértalo en la marmita amazónica. Añada un buen chorretón de historia natural, una cucharada sopera de arqueología y sazónelo con varios granos de entusiasmo. Vierta agua abundante y llévelo a ebullición. Evite ponerlo en el centro de la marmita para que no se le queme y déjelo varios meses de cocción lenta en su salsa. Si siguió los pasos correctamente, obtendrá un texto sabroso y nutritivo. Sorprenda y convide a sus amistades si le gustó y no se prive de leerlo entre horas, su bajo nivel de trisílabos».