Esta obra es una lectura divertidísima, rica y conmovedora. Traducida al italiano y galardonada con el Premio Itas en el de Montaña de Trento en 2003, es todo menos una narración de montaña al uso, género que nos tiene acostumbrados a un tono elevado y reflexivo y a una descripción sublime. Aquí todo es cruda realidad, ironía punzante y humor mordaz, desde los vivos diálogos salpicados de jugosos tacos con los cuales acostumbran a expresarse los protagonistas, hasta la aguda observación de los usos y costumbres de sociedad de consumo.
La historia parte de algo comúnmente aceptado: llega el verano y la llamada de los Alpes resulta irresistible para todo alpinista que se precie. Pero si el alpinista en cuestión no ha tenido la suerte de nacer en una de las opulentas democracias de Europa, entonces deberá hacer encaje de bolillos para llevar su proyecto a buen fin. Esto incluye todo tipo de situaciones divertidas: un incómodo y largo viaje en una destartalada furgoneta, cargada hasta los topes de comida enlatada y material de escalada, la acampada en un camping ilegal y hasta hurtos ocasionales en las elegantes tiendas de Chamonix.
Pero ¿qué importa esto si a cambio podremos alcanzar la gloria de escalar las grandes clásicas del macizo de Mont Blanc, donde todavía flota en el aire el espíritu del mítico Bonatti y del inigualable Gervasutti? Bueno, y como todos los sueños son eso, sueños precisamente, si falla la logística, si el tiempo no acompaña o los compañeros se rajan, incluso bastará con algo mucho más modesto para sentirnos satisfechos...