El conjunto de bienes y riquezas de una ciudad está compuesto por sus edificios, paisajes, historia, arte y cultura. Sin embargo, según hemos podido descubrir a lo largo del proceso de elaboración de este libro, el mayor patrimonio que posee Ronda es el humano, son sus gentes, sus vecinos y habitantes, ya sean nativos o visitantes que vinieron para quedarse.
Esta obra narra la historia de personas que, durante tres siglos y con su buen hacer, obtuvieron el merecido reconocimiento de sus conciudadanos y han pasado a engrosar la historia de Ronda como ilustres vecinos.
Somos nuestra memoria, y de ella deberíamos valernos para seguir construyendo una Ronda que no sería consecuente con la leyenda de muy noble y muy leal, plasmada en el escudo propio, si no honrara justamente a sus hijos más preclaros y a otros que, sin serlo, actuaron con la generosidad y encomio de tales.
A la vista del resultado del presente estudio, bien podría afirmarse que nuestra admirada Ronda, con nobleza y lealtad, ha tenido el debido cumplimiento con aquellas personas e instituciones que no han hecho sino engrandecer el nombre de nuestra admirada tierra para poder difundirlo por todos los rincones del planeta.