En El Rey Lear, Shakespeare nos ofrece la tragedia de la estupidez senil que desata las pasiones más bajas del ser humano, las cuales arrollan las más altas lealtades y los sinceros afectos, y conducen a todo un pueblo al desastre. Tras este, una luz, la juventud reflexiva, anuncia una nueva esperanza superadora de la catástrofe.
En La Gitanilla, Cervantes nos presenta a dos jóvenes apresados entre dos mundos irreales o caducos: la aristocracia y el mundo gitano. Triunfa el amor sin que ninguno de los dos grupos sociales resulte perdedor, aunque sí ambos cuestionados.
El juez de los divorcios y El viejo celoso son dos bromas irónicas, en las que el humor cervantino escenifica las relaciones y conflictos de pareja en el siglo XVII: ingeniosas, reales y divertidas.