El mar Mediterraneo

El mar Mediterráneo es un mar intercontinental, es decir, está situado entre Europa, Asia y África al norte, este y sur, respectivamente; separa y conecta dichos continentes. Al sur está conectado con el mar Rojo por el Canal de Suez.

Abarca un área, sin incluir al mar Negro, de aproximadamente 2.5 millones de km2 y tiene una longitud máxima de unos 3,860-3,900 kilómetros. Su anchura máxima es de 1,600 kilómetros entre las partes más alejadas, y divide Europa y África por tan solo 14 kilómetros. La profundidad media del mar es de 1,500 metros, si bien cerca del Cabo Matapan alcanza hasta 5,400 metros. Su área se divide en mares más pequeños, según la Organización Hidrográfica Internacional (IHO, por sus siglas en inglés): Adriático, Egeo, Jónico Tirreno, de Liguria, Balear y de Alborán. El estrecho de Gibraltar es un cuerpo de agua también contenido en el mar.

 

El Mediterráneo es hogar de más de 10,000 especies acuáticas y su biodiversidad representa un 9.8 por ciento de la biodiversidad marina del mundo. Curiosamente, el mar representa solo un 0.7 por ciento de la superficie marina de la Tierra.

Además, el 20% de las especies son endémicas. Esto significa que el 20% de las especies del Mediterráneo solo se pueden encontrar en el Mediterráneo. Algunos ejemplos son la famosa planta marina Poseidonea oceanica, la emblemática foca monje Monachus monachus y la alga Rissoella verruculosa.

 

 

Por todas estas razones, el mar Mediterráneo es considerado un punto caliente de biodiversidad, explicado por razones paleogeográficas y ecológicas. Desde el punto de vista paleogeográfico, su alta riqueza en especies se debe a su larga historia evolutiva y a la entrada de especies del océano Atlántico. Además, desde el punto de vista ecológico, se explica por la variedad de situaciones climáticas e hidrológicas actuales, lo que permite la presencia de especies templadas y subtropicales.

 

Hace aproximadamente unos 6 millones de años, hacia finales del Mioceno, el mar Mediterráneo quedó aislado del resto de océanos del mundo. A causa de tener un balance de agua negativo, lo que significa que la evaporación es más alta que la entrada de agua, quedó casi seco y, probablemente, quedó transformado en un conjunto de lagos evaporíticos durante la crisis salina de la etapa Messiniense.

 

Probablemente, el paisaje durante este periodo de crisis se habría asemejado al actual mar Muerto. Esta crisis podría haber causado la extinción de la fauna profunda, pero algunas especies de las aguas superficiales habrían sobrevivido.

 

El mar Mediterráneo alberga infinidad especies y entre ellas, poblaciones de cetáceos, algunos considerados amenazados. Precisamente entre la costa de la Comunidad Valenciana, Cataluña y las Islas Baleares se encuentra una zona de paso migratorio del segundo animal más grande que existe en el planeta, el rorcual común, hacia sus áreas de cría y alimentación en el norte del Mediterráneo.

 

Pero no solo eso, también es hábitat y zona de alimentación para una gran diversidad de especies de cetáceos (cachalote, delfín mular, delfín listado, delfín común y especies de cetáceos buceadores de gran profundidad como el calderón gris, el calderón común y el zifio de Cuvier) y para otras especies de fauna marina (como la tortuga boba, diversas especies de aves, etc.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rorcual común (Balaenoptera physalus)

 

Guias de flora y fauna del Mediterraneo